viernes, 15 de junio de 2007

EL CLERO

Estaba un sacerdote conduciendo hacia su parroquia, cuando se encuentra con una monja en la carretera, para el coche y dice:- Hermana, ¿si quiere puedo acercarla al convento?.Ella sube al coche y se sienta en el lado del copiloto. Cruza las piernas, y el hábito se le abre un poquito, dejando a la vista parte de sus piernas. El sacerdote mira de reojo y sigue conduciendo, pero tras un par de kilómetros no puede contenerse y acaricia la pierna de la monja.- Padre, acuérdese del Salmo 129 - dice la monja -.- Disculpe Hermana - contesta el sacerdote avergonzado -. Unos minutos más tarde el cura vuelve a echar mano a las piernas de la monja y ella vuelve a decir:- Padre, por favor, acuérdese del Salmo 129.- Lo siento de nuevo - vuelve a contestar -, pero la carne es débil, discúlpeme.Minutos después el cura deja a la monja en su convento y cuando llega a su parroquia corre rápidamente hacia su Biblia, nervioso busca el Salmo 129 y allí lee: " Seguid buscando y allí arriba encontrareis la Gloria ".

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